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¡Qué para ser cristiano no necesitas ir a la iglesia!


¡No te lo creo!

Quede estipulado desde ya que todas las iglesia tienen sus “peros”, que ninguna es perfecta, que ninguna salva, que algunas son menos puras que otras; inclusive, que algunas son falsamente llamadas “iglesias”, y hay hasta las que han apostatado de la fe bíblica. Pero, de eso, a que para ser cristiano no necesitas ir a la iglesia, hay demasiado trecho.

Cristo dijo: “Edificaré mi iglesia” (Mateo 15:18). ¿Sabes lo que significa la palabra “iglesia”? Es una palabra que viene del griego “ekklesía”, y significa “los que son llamados fuera”. La idea fundamental era “ser convocados” a una asamblea o reunión particular. Cristo y apóstoles tomaron esta palabra secular y la asignaron al uso sagrado de aquellos que son llamados por el mensaje del Evangelio para formar la asamblea o comunidad de creyentes fuera de “las corrientes de este mundo”.

En la carta a los Efesios (5:25) se nos dice que Cristo amó la iglesia y dio su vida por ella. Antes ascender al cielo, le da instrucciones clara a los creyentes de que se reunieran en Jerusalén, y esperaran juntos y corporativamente la venida del Espíritu Santo (Hechos 1). Y “Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos” (Hechos 2:1). Y en ese mismo capítulo se nos dice: “Los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas” (a la iglesia) -2:41. Y cierra el capítulo diciendo: “Y el Señor añadía cada día a la iglesia lo que habían de ser salvos” (2:47). Un poco más adelante se siguen sumando y cuantificando unos cinco mil creyentes.

Y a medida que avanzamos en el libro de los Hechos vemos como había una comunidad de creyentes en Jerusalén que tuvieron que organizarse mejor para que los apóstoles cumplieran mejor sus deberes ministeriales en la oración y la Palabra, y los diáconos, atendieran la repartición justa y adecuada entre las viudas necesitadas. Luego, por la persecución, cuando los creyentes comunes y corrientes tienen que salir de Jerusalén, por donde quiera van predicando y formando comunidades cristianas (iglesias) con los nuevos creyentes.

El apóstol Pablo, Pedro, Felipe y otros líderes de la iglesia fueron predicando y formando congregaciones locales con los nuevos convertidos. Inclusive, las van organizando con líderes que cuidaran pastoralmente el rebaño del Señor en las nuevas iglesias locales.

La terminología “rebaño”, “cuerpo”, “edificio”, “templo”, para referirse a la iglesia tienen una connotación colectiva. Los dones y ministerios, Dios se los dio a la iglesia, para la mutua edificación y formación de discípulos. La “actividad propia de cada miembro del cuerpo” “unido por las coyunturas” son expresiones pluralistas, no individualistas.

La exhortación de la carta a los Hebreos “no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre” (10:25). Y el señalamiento de 1 Juan 2:19: “Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros”, te debe hacer “requetepensar”, si no asistir a la iglesia denota tu deterioro espiritual, o que en el último análisis, no te reúnes como iglesia, porque en realidad no eres parte de ella. Y ya esto es algo grave y peligroso.

Hablemos claro: ¡Qué tú como cristiano no necesitas reunirte como iglesia! ¡A otro perro con ese hueso!

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