Estereotipos

FB me pregunta: ¿En qué estás pensando, Milton? Y yo le voy responder con toda sinceridad. Estoy pensando en cómo a partir de Marcos Witt han proliferado los "marquitos witt" en nuestras iglesias. En cómo lo hemos "copiado al carbón", como decíamos antes, es decir, imitado a la perfección.

El problema es que no hemos sabido diferenciar entre lo que es un concierto musical en un lugar común, y lo que es la música apropiada para un culto a Dios en la iglesia. Como dijo aquel emblemático puertorriqueño: "Una cosa es una cosas, y otra cosa es otra cosa." Nos ha faltado el sentido común de lo que dijo un pastor, también puertorriqueño: "Lo que adoptes, adáptalo."

Por no tomar esto en cuenta, nuestros "marquitos" han convertido nuestros cultos en mini-conciertos, con el mismo estilo, la misma música, las mismas frases y letanías de Marcos. Hemos incluído todo tipo de ritmo, todo tipo de letra, todo tipo de grito y todo tipo de expresión corporal dentro del culto. Hemos sobreabundado en la efervescencia, las emociones y los fuegos artificiales, en lo que se supone sea una adoración a Dios en Espíritu y en verdad.

Y encima de eso, para "avivar" los fuegos artificiales, le damos manigueta con un montón de apelaciones y motivaciones, que procuran llevarnos al frenesí de la carne, para no sentirnos frustados en nuestro desempeño. Siempre esto me ha parecido a esos cantantes que no impresionan con su voz, ni con su canción e interpretación, y tienen que recurrir a la coreografía, desnudar parte de su cuerpo o aventar algo de su atuendo al público.

No necesitamos plañideras en el culto a Dios. Lo que necesitamos es gente sabia que sepa seleccionar los himnos y canciones espirituales para el culto a Dios, y dejar que sea el Espíritu Santo, y no nosotros, quien haga que nuestros cultos estén saturados de la auténtica esencia espiritual cuyo olor fragante suba al mismo trono del Señor.

Y cuando esto hagamos, redescubriremos en nuestros cultos que "DIOS HABITA EN LA ALABANZA DE SU PUEBLO".