La Jornada Final
Mañana y Tarde de Charles H. Spurgeon
7 de Febrero - Meditación de la Mañana
«Levantaos y andad.» (Miqueas 2:10)
La hora se acerca, cuando este mensaje vendrá a nosotros como viene a todos, un día u otro: «Levántate y anda. Sal de la casa en que has habitado, de la ciudad en la que has negociado, del lado de tu familia y tus amigos. Levántate, y emprende tu último viaje.» Pero ¿qué sabemos de este viaje? ¿Qué sabemos del país al que estamos destinados? Un poco hemos leído del mismo, y un poco nos ha sido revelado por el Espíritu Santo, pero ¡cuán poco sabemos del Reino del futuro! Sabemos que hay un río obscuro y tormentoso llamado la Muerte. Dios nos invita a cruzarlo, con la promesa de estar con nosotros. Pero ¿qué viene después de la muerte? Cuando, al momento de Su regreso, Jesús nos despertará de nuestro sueño profundo, ¿qué maravilloso mundo se presentará ante nuestra vista asombrada? «Porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán Su voz.» «Se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles.» Pero, sin embargo, sabemos suficiente de la patria celestial, como para responder con gozo y alegría a nuestra última citación. El viaje de la muerte puede ser oscuro, pero podemos afrontarlo con valentía, sabiendo que Dios estará con nosotros cuando andemos en el valle de sombra de muerte: y, por lo tanto, no tendremos necesidad de temer mal alguno. Nos separaremos de todo lo que conocemos y amamos aquí, pero lo siguiente que sabremos, es que seremos resucitados y llevados a la casa del Padre, donde está Jesús, a esa real «ciudad que tiene fundamentos, cuyo Arquitecto y Constructor es Dios.» Esta será nuestra última mudanza, para vivir por siempre con Aquel que amamos, en medio de Su pueblo, en la presencia de Dios. Oh cristiano, medita mucho acerca del cielo, pues te ayudará a seguir adelante y olvidar las fatigas del camino. Este valle de lágrimas no es más que el camino hacia el país mejor; este mundo de dolor no es sino el puente que nos lleva a un mundo de felicidad. Por Tu gracia divina, prepáranos, oh Señor, Para en Tus brillantes atrios en lo alto estar; Y que nuestros cuerpos se eleven hacia Ti, Para unirnos al coro de Tu Reino. [Traducción al español por Cyberspace Ministry. Todos los derechos reservados.]
Charles Haddon Spurgeon (1834-1892) fue uno de los predicadores más reconocidos de la segunda parte del siglo XIX. Los numerosos escritos de Spurgeon, así como sus sermones brillantes siguen siendo ampliamente publicados hoy, mostrando su importancia a través del tiempo. Su obra clásica Mañana y Tarde sigue siendo, aún hoy, uno de los libros más populares de devociones diarias.