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Viviendo a Plenitud


Mañana y Tarde de Charles H. Spurgeon

27 de Enero - Meditación de la Mañana

«De Su plenitud todos hemos recibido.» (Juan 1:16)

Estas palabras nos dicen que hay plenitud en Cristo. Hay una plenitud de absoluta deidad, porque «en Él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad.» Hay una plenitud de perfecta humanidad, porque en Él, en Su cuerpo de hombre, Dios se reveló. Hay en Su sangre una plenitud de eficacia expiatoria, porque «la sangre de Jesucristo Su Hijo nos limpia de todo pecado.» Hay en Su vida una plenitud de justicia redentora, porque « ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús.» Hay en Su intercesión una plenitud de presencia divina, porque «puede también salvar perpetuamente a los que por Él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.» Hay en Su muerte una plenitud de victoria, porque «por medio de la muerte destruye al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo.» Hay en Su resurrección de entre los muertos una plenitud de poder, porque por ella «nos hizo renacer para una esperanza viva.» Hay en Su ascensión una plenitud de triunfo, porque «subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres.» Hay en verdad una plenitud de bendiciones de toda suerte: plenitud de gracia para perdonar, para revitalizar, para santificar, para preservar, para perfeccionar. Hay una plenitud para todas las ocasiones: plenitud de consuelo en la aflicción, y plenitud de consejos en la prosperidad. Hay plenitud de todos los atributos divinos: plenitud de sabiduría, de poder y de amor; una plenitud que es imposible evaluar la magnitud, y mucho menos explorar la profundidad. «Agradó al Padre que en Él habitase toda plenitud.» ¡Oh! ¡Qué preciosa plenitud será ésta que «todos hemos recibido»! Allí tiene que haber, en verdad, plenitud, pues, a pesar de que la corriente siempre fluye, el manantial crece tan abundante, tan rico y tan completo como siempre. Ven, Oh creyente, satisface todas tus necesidades. Pide abundantemente y recibirás con abundancia, pues esta «plenitud» es inagotable: está guardada donde todas las necesidades pueden alcanzarla, es decir, en Jesús, Emmanuel, «Dios con nosotros.» [Traducción al español por Cyberspace Ministry. Todos los derechos reservados.]

Charles Haddon Spurgeon (1834-1892) fue uno de los predicadores más reconocidos de la segunda parte del siglo XIX. Los numerosos escritos de Spurgeon, así como sus sermones brillantes siguen siendo ampliamente publicados hoy, mostrando su importancia a través del tiempo. Su obra clásica Mañana y Tarde sigue siendo, aún hoy, uno de los libros más populares de devociones diarias.

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