Tal vez nuestra experiencia pueda ayudarte. Al retirarme, mi esposa y yo nos mudamos a la Florida, EUA. Uno busca la iglesia que tiene en su mente para asistir.
En nuestro caso, procuramos encontrar una iglesia de nuestra misma denominación, que nos quedara cerca, suficiente grande para celebrar y adecuadamente pequeña para compartir. Y si fuese posible en nuestro mismo idioma o, a lo menos, bilingue.
Bueno, lo cierto es que esa iglesia que estaba en nuestra cabeza no existe razonablemente cerca de nosotros.
Entonces, procuramos, encontrar una de una denominación hermana afin a la nuestra. Una nos queda relativamente cerca y la otra un poquito más distante, pero accesible. A decir verdad, como buen reformado, uno va buscando un buen servicio de adoración y buena predicación. Pero, hay otros elementos que también tienen peso. En ambas nos chocó la vestimenta tan "casual" e informal de los pastores para el día del Señor. Yo sé que "el hábito no hace al monge" pero lo identifica. Y si un juez, un policia o un militar usan una vestimenta particular durante su desempeño oficial, ¿por qué un pastor no debe hacerlo también?
Por otra parte, uno busca un predicador cuyo estilo "le llegue" a uno. Porque no solamente hace falta un buen contenido bíblico del mensaje sino una buena entrega del mismo. La predicación no es una conversación sino una proclamación. Una comunicación que es dificil lograrla cominando de un lado para el otro en el púlpito, como si se estuviese hablando consigo mismo. Yo me pregunto, si para ese tipo de predicadores, realmente hace una diferencia tener o no tener a la congregación de frente.
En fin, confieso que no es fácil encontrar la iglesia que uno tiene en la cabeza. Posiblemente no exista en nuestro alrededor. Pero eso no justifica quedarnos en casa ni hacer turismo eclasiástico. En el último análisis las prioridades son la adoración, la Palabra,
y el compañerismo cristiano, con las demás cosas se puede bregar. -MVM (5/24/2016)